El 16 de septiembre se conmemora el Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono, proclamado en 1994 ante la disminución y posible extinción de este gas que se encuentra en la estratósfera y que ayuda a proteger al planeta de la luz ultravioleta.

Afortunadamente, este año hay buenas noticias. Científicos esperan que para el 2035 la Capa de Ozono ubicada en el ártico y las latitudes medias del hemisferio norte, se recupere completamente. 

¿Por qué es importante?

De acuerdo con el Instituto de Ciencias de la Estratósfera y Cambio Climático, la Capa de Ozono absorbe la luz ultravioleta proveniente del Sol y no la deja llegar por completo hasta la superficie terrestre. 

“Si no tuviéramos esa protección, no existiría la vida como la conocemos, por la penetración de toda esa radiación”

Telma Castro Romero

“Si no tuviéramos esa protección, no existiría la vida como la conocemos, por la penetración de toda esa radiación”, dijo al respecto Telma Castro Romero, integrante del Grupo de Aerosoles Atmosféricos del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM en un artículo con motivo de este día.

  • Esta recuperación en la capa, y la protección que brinda, es importante ya que asegura la continuidad de la vida como la conocemos.
  • El ozono estratosférico se forma en la atmósfera cuando la radiación ultravioleta (UV) alcanza la baja estratósfera y disocia las moléculas de 02 para formar el ozono (03). Este proceso dura miles de años.
  • Si el ozono se acaba, es decir, si ese escudo se debilita, peligraría la vida. 

Y eso pasó hace algunos años, detalla el Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático, pero al darse cuenta de lo que ocurriría, la comunidad internacional comenzó a tomar acciones. 

En resumen:

Se espera que la capa de ozono del Ártico y de las latitudes medias del hemisferio norte se recupere completamente en 2035 aproximadamente, seguido por las latitudes medias del hemisferio sur, a mediados de siglo, y de la región Antártida para el año 2060.

Esta mejora se debe a que la Capa de Ozono se ha recuperado a un ritmo del 1 al 3% anual desde el 2000, según la Organización Meteorológica Mundial y al Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

En detalle:

El Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono fue proclamado en 1994 por la Asamblea de las Naciones Unidas, en conmemoración a la firma del Protocolo de Montreal sobre sustancias que dañan la Capa de Ozono, celebrado en 1987.

De acuerdo con Telma Castro, que también fue directora del Centro de Ciencias de la Atmósfera, a mediados de la década de 1970, el profesor Frank Sherwood Rowland planteó que los clorofluorocarbonos (CFC) usados en el pasado en procesos de refrigeración y en los aerosoles utilizados en la vida cotidiana, son productos químicamente estables, por lo que se almacenarían eventualmente en algún lado. 

Junto con el científico mexicano Mario Molina, Rowland investigó que este depósito se encontraba en la estratósfera, por lo que Molina se encargó de convencer a la comunidad científica y a grandes tomadores de decisiones, de que había un gran problema con este acumulamiento.

Así lo corroboraron los satélites que enviaron testigos sobre este fenómeno en el polo sur, a finales de la década de 1980. 

El estudio fue confirmado por todas las mediciones sucesivas. En 1985, un estudio de British Antartic Survey descubrió un descenso en la concentración de ozono sobre la Antártida. 

Posteriormente, la investigadora de la Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA por sus siglas en inglés), confirmó que el frío de los polos forma nubes estratosféricas polares, que degradan los CFC y generando más cloro libre, lo que destruye el ozono durante la primavera austral.

Gracias a estas pruebas y seguimiento por parte de la comunidad científica global, Mario Molina y Frank Sherwood Rowland se hicieron acreedores al Premio Nobel de Química en 1995, pero más allá de eso, lograron que en 1987 un total de 46 naciones firmaran el Protocolo de Montreal, con el objetivo de abandonar el uso de toda sustancia destructora del ozono.

Después de esto, en 2019 el tamaño de este agujero en la capa de ozono ártico llegó a su mínimo histórico. Posteriormente en el invierno austral de 2020 se registró un aumento récord de 24 millones de kilómetros.

Sin embargo, en 2022 parece que la capa de ozono puede recuperarse en un plazo relativamente menor, si los países firmantes de aquel documento de 1987, sostienen su cumplimiento.